Igual que el neoliberalismo se testeó en Chile, el igualitarismo laboralista se testea en los países del sur de Europa. Este igualitarismo, que nos quiere a todes produciendo y compitiendo en un mercado precario y sin soñar en demandar derechos que no emanen del empleo es el actual disfraz tras el que se esconde el patriarcapitalismo
Esta es una de las tres entrevistas que Luisa Fuentes Guaza me hizo para su proyecto Centro Hacedor de Futuridades Maternales: https://futuridadesmaternales.net/2019/11/27/igual-que-el-neoliberalismo-se-testeo-en-chile-el-igualitarismo-laboralista-se-testea-en-los-paises-del-sur-de-europa-este-igualitarismo-que-nos-quiere-a-todes-produciendo-y-compitiendo-en-un-mer/
Como experta saberdora -que lo eres- de los marcos europeos legales en relación a las políticas que tratan las necesidades de los cuerpos gestantes y/o sostenedores y sobre la centralidad de los derechos -o bioderechos o bionecesidades- de las criaturas, cuéntame, por favor, qué medidas se podrían implantar en España, ya puestas en marcha en otros países, para salir de la orfandad político/pública en la que sostenemos a las criaturas y con ellos dinamitar dos grande narraciones: por un lado, la que nos dice que ayudar al sostén es "maternalista" y refuerza los roles de género -porque por mucho que se empeñen en masculizarnos los cuerpos que así lo decidan vamos a seguir gestando y pariendo todo lo que nos salga emancipadamente de las narices- y por otro lado, para implosionar esta cosa españolísima -fachíiiisima o postfranquista- metida en el tuétano que la estructura de apoyo en la crianza/gestación tenga que venir del sistema familiarista. Patricia, verdad que podemos armar de manera sencilla un sistema que apoye a uno de los trabajos más fuertes que hace el cuerpo al gestar y/sostener?
Bueno, sencillo no va a ser, porque todo lo que sea dar a la maternidad un reconocimiento sociopolítico verdadero –no paternalistas palmaditas en la espalda o mistificaciones para encubrir la desposesión-- es minar el patriarcado, y sabemos que eso no es algo que se logre fácilmente. El patriarcado nace para que los varones se apropien de las maternidades de las mujeres. Se construye a lo largo de miles de años en torno a la figura del padre y la filiación paterna,y se articula mediante normas matrimoniales.
Creo que la mejor manera de comenzar a orientarnos hacia ese reconocimiento de la maternidad en este momento es defender y demandar medidas políticas y prestaciones que dignifiquen la maternidad. En nuestras sociedades capitalistas para tener dignidad es necesario tener recursos y derechos. Obviamente, el patriarcado consiste precisamente en eso, en negar reconocimiento, recursos y derechos a la maternidad. Por eso es importante que los derechos y las prestaciones que los regímenes socialdemócratas en su día concedieron a las madres, a la infancia y a la crianza, se defiendan del desmantelamiento neoliberal; y en aquellos países como España donde esas políticas nunca llegaron, se introduzcan.
La lacra de la pobreza infantil está relacionada con el hecho de que España es uno de los países“desarrollados” con mayor desigualdad y polarización social. Esta desigualdad se articula en un mercado laboral débil y dual, y a través de unas políticas fiscales y de protección social que son antiredistributivas, y en lo que toca ala infancia resulta escandaloso ver que no solo no redistribuyen sino que son regresivas, es decir, el Estado español invierte más presupuesto en las niñas y niños que más tienen y menos en quienes menos tienen. Esta perversidad caracteriza a los países del sur de Europa en los que la sinergia existente entre neoliberalismo y familiarismo, ha producido un fuerte efecto precarizador y penalizador de la maternidad y la crianza, que es especialmente virulento para las madres que no conforman una familia biparental normativa.
Las políticas para crianza por si solas nunca van a ser suficientes para corregir los desequilibrios del sistema,pero por el hecho de ser medidas que introducen una lógica diferente de la que rige en el sistema capital/empleo creo que son un buen punto de partida para empezar a construir algo nuevo. A diferencia de lo que el feminismo hegemónico ha venido defendiendo, las políticas que respetan los criterios del sistema capital/empleo no pueden traer verdadera igualdad en un sistema -el capitalismo- cuyo ADN es patriarcal.
Los recientemente aprobados permisos iguales e intransferibles son también una política que respeta religiosamente la lógica del empleo/capital. De hecho su diseño se basa en el dogma neoliberal que establece que solo la participación en el empleo formal puede ser fuente de derechos y recursos, y que solo ese trabajo humano categorizado como empleo es una aportación social digna de ser tenida en cuenta, mientras que procrear nuevas ciudadanas no lo es. Hay quien celebra los permisos iguales e intransferibles como una medida que permite prolongar el tiempo de cuidados delas criaturas en casa. En primer lugar sabemos que una proporción grande de padres va a limitarse a coger la parte obligatoria de 6 semanas (como siempre, solo funcionarios y algunos otros privilegiados tomarán el permiso paterno completo) por lo que muchas criaturas seguirán sin disponer de cuidados parentales después de los 4 meses. Pero lo grave es que la situación para las madres no ha cambiado en absoluto: las madres españolas seguirán con sus 16 semanas de permiso congeladas desde hace 30 años, y las criaturas, por ley,deberán prescindir de los cuidados maternos a los 4 meses; a no ser que el nivel socioeconómico de la madre le permita financiarse una excedencia. Los permisos iguales e intransferibles no dignifican la maternidad, de hecho, la operativa de esta medida acata al 100% la prescripción patriarcal de invisibilización, banalización, minoración y no reconocimiento de la maternidad.
A menudo me pregunto si la introducción de estos permisos en España, únicos en todo el mundo no es parte de una operación política de mayor envergadura. Ya cuando Islandia introdujo sus permisos intransferibles (allí las madres disponen de sus 3 meses intransferibles y de 4 transferibles), el ministro de Asuntos Sociales mencionó presiones de la UE y de las Naciones Unidas para aprobarlos[1]. Está bien claro que el neoliberalismo tardío apuesta por un igualitarismo laboralista[2], y por la eliminación de la maternidad como hecho diferencial. La nueva directriz de la UE acordada el pasado enero por la Comisión, el Consejo y el Parlamento marca indudablemente en esa dirección:instituye el derecho delos padres a 4 meses de permiso de los cuales 2 deberán ser intransferibles. Aquí es preciso recordar que hubo otra directriz europea que no tuvo tanta fortuna: en 2010 el Parlamento Europeo aprobó una propuesta en la que se demandaba como norma comunitaria un mínimo de 20 semanas de permiso de maternidad remunerado para todas las mujeres europeas, y al menos 2 semanas de permiso de paternidad. Esta propuesta fue bloqueada por el Consejo Europeo durante 4 años, y finalmente fue rechazada por la Comisión. Cuando la norma apuntaba a un reconocimiento de la maternidad, el poder europeo no la toleró, sin embargo, cuando la intención es otorgar más derechos a los padres e ignorar la especificidad de la maternidad la directriz atraviesa todos los canales políticos.
“Quiero que todas las mujeres puedan
realizar su potencial y que todos los hombres puedan asumir responsabilidades
en el cuidado. Pero solo podemos hacerlo si creamos verdaderas oportunidades de
igualdad para que sea posible elegir”[3],
esta frase llena de medias verdades de Marianne Thyssen, comisaria de Trabajo y
Asuntos Sociales, resume el ya perfectamente implantado y naturalizado
pensamiento del igualitarismo laboralista hegemónico. Un igualitarismo que
mediante la negación logra la definitiva apropiación patriarcal de la
maternidad.Ya no es solo a través dela filiación paterna y de las leyes
matrimoniales: después del patriarcado subyugador de madres, se perfila un patriarcado cool, que convierte la reproducción
humana en una banalidad engarzada en el proceso productivo capitalista, y que completa
y perfecciona la total alienación de la maternidad.
La aprobación de los permisos iguales e intransferibles en
España no está desvinculada de la también reciente introducción de unos
permisos parentales igualitarios en Portugal. En la ley portuguesa,el permiso
materno desaparece y pasa a llamarse “Permiso Parental Inicial”, y la parte
asignada al padre es, en proporción al exiguo permiso disponible para la madre,
enorme.
Me pregunto si los países del sur, después de Islandia, no estamos siendo los conejillos de indias para testear este nuevo modelo social promovido desde Bruselas de ciudadanas trabajadoras asexuades sin cuerpos que interfieran en el buen funcionamiento del capitalismo tardío.Los países en los márgenes, precarizados, y en donde el debate político se reduce a cuestiones salariales e identitarias son buenos laboratorios sociales para poner a prueba grandes innovaciones sociales orquestadas desde el poder. Igual que el neoliberalismo se testeó en Chile, el igualitarismo laboralista se testea en los países del sur de Europa. Este igualitarismo, que nos quiere a todes produciendo y compitiendo en un mercado precario y sin soñar en demandar derechos que no emanen del empleo es el actual disfraz tras el que se esconde el patriarcapitalismo[4], el nuevo avatar del viejo patriarcado;un igualitarismo que como ya es evidente en los juicios por custodias, y en el supuesto derecho de los varones a reproducirse sin tener que entrar en relación con una mujer, hace ondear la bandera de la igualdad para mejor cosificar y explotar a las mujeres, y muy en especial a las madres. Si Bruselas lleva décadas construyendo igualdad y propagando el pensamiento igualitarista laboralista, y si en España todo el espectro político acogió con entusiasmo los permisos iguales e intransferibles, es por algo, y ese algo no es un ansia de justicia social ni un compromiso con el fin del patriarcado.
En la pasada entrevista a la artista Andrea Francke, reveló algo que funciona internamente en todos los cuerpos que gestamos y/o sostenemos pero que está totalmente expulsado de la relaciones simbólicas con las maternidades: la relación maternidad/muerte. Francke citó esta maravillosa frase “It’s true what they say, that a baby gives you a reason to live. But also, a baby is a reason that it is not permissible to die. There are days when this does not feel good.” que funcionó como revulsivo entre muchas compañeras/colegas que me compartieron que habían tenido que negociar con sus ganas de morir, y con la muerte como posibilidad, antes de decidir ser cuerpos gestantes/sostenedores y cómo la muerte pivota alrededor de todo el trabajo materno. ¿Cual ha sido tu experiencia en relación a maternidad/muerte?
El sistema patriarcapitalista conoce la valentía de las mujeres, por ejemplo la de las migrantes que cruzan mares para trabajar en otro país y procurar un futuro mejor a sus hijas, y por eso ha creado un sistema que desprecia los cuidados y niega recursos y reconocimiento a las madres, para mayor acumulación y gloria de los logros masculinos. Beauvoir entendió las claves del patriarcado, pero se confundió en cuanto al modo idóneo para neutralizarlo. No tenemos que convertirnos en temibles guerreras ni igualar a los hombres en sus competencias destructivas y usurpadoras. Tenemos que desvelar las infinitas falacias del patriarcapitalismo y decir que ya es hora que cambiemos los criterios y comencemos a atribuir estatus y reconocimiento a quienes dan la vida y la cuidan, y no a quienes la usurpan y la explotan.
[1]ThorgerdurEinarsdóttir y GydaMargrétPétursdóttir, “Iceland: from reluctance to fast-track engineering”.Kamerman, Sheyla/ Moss, Peter (ed). The Politics of Parental Leave Policies, op. cit.
[2]Término de cosecha propia, por favor referenciar.
[4]Maternidad, Igualdad y Fraternidad, Patricia Merino. Madrid, Ed. Clave Intelectual, 2017
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