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Patricia Merino: “Con unos permisos iguales e intransferibles no se resuelve ninguno de los problemas a los que las madres se enfrentan hoy”

 

En honor a las mexicanas, que con la reciente ampliación del permiso paterno a 3 meses, ahora también contemplan cómo los varones reciben más recursos y derechos, publico hoy la versión completa de la entrevista que me hizo Diana Oliver para El País hace tiempo y que se publicó el 10/12/2018. Eran los tiempos en que yo aún era miembro y portavoz de Petra, y la asociación asumía mi visión de un feminismo maternalista. 

https://elpais.com/elpais/2018/11/28/mamas_papas/1543395611_593522.html



Desde Petra defendéis la necesidad de unos permisos transferibles. ¿Por qué son injustos los permisos iguales e intransferibles?

 

Son injustos porque es una ley que regula la etapa de la crianza temprana,y sin embargo, ignora olímpicamente las necesidades de los bebés, los futuros ciudadanos, en la época más vulnerable  de su vida.

Son injustos porque en el país de Europa que desde hace décadas dedica menos porcentaje de su presupuesto a infancia y crianza, cuando por fin se destina algo a esa partida resulta que no se asigna a las criaturas o a las madres que han gestado, parido y que amamantan, sino a los padres. La rápida admisión a tramite en el Parlamento de este proyecto de ley y la repentina desaparición de los impedimento presupuestarios que siempre hubo para ampliar los permisos maternos se debe sencillamente a que esta propuesta encaja en una organización patriarcal de la sociedad, que siempre ve con buenos ojos otorga recursos y privilegios a los varones.

 

Por otro lado los permisos iguales e intransferibles también son injustos desde un punto de vista social. Más del 40% de las mujeres españolas en edad laboral no tienen un empleo formal, por eso, el 30 % de las criaturas que nacen en España no tienen una madre con derecho a prestación por maternidad. Paradójicamente, son posiblemente estas familias las que más necesitarían apoyo económico por parte del Estado.

En realidad los permisos iguales e intransferibles son una medida netamente neoliberal, porque siguen una pauta antiredistributiva que canaliza a través del empleo más recursos hacia quienes más tienen. En España son las familias donde hay dos empleos decentes quienes más recursos recibirán mediante estas prestaciones.

 

 

 

¿Cómo serían unos permisos de maternidad y paternidad más justos para todas las familias?

 

En Petra defendemos unos permisos que lleguen al año y transferibles, antes del año es muy poco saludable que un bebé vaya a la guardería, y los permisos deben ser transferibles, porque sí, efectivamente un buen número de mamás querrán posiblemente cuidar más allá de las 16 semanas, y esto no es porque las madres sean bobas y estén colonizadas por mandatos patriarcales. Para la mayoría de las madres jóvenes de hoy la maternidad es un deseo y una opción fruto de una decisión tomada en libertad y con conocimiento, e incluso a veces con una intención que podríamos llamar política de crear un mundo diferente. La transferibilidad permite que muchas madres tomen la parte del tiempo transferible que quieran, pero también permite que las familias que opten por un reparto estrictamente igualitario de los permisos lo hagan, y también que las familias monoparentales dispongan del mismo tiempo de licencia remunerada que las familias biparentales.

 

Con unos permisos iguales e intransferibles no se resuelve ninguno de los problemas a los que las madres hoy se enfrentan: las mujeres privilegiadas podrán tomar una excedencia, pero muchas otras no tendrán otra opción más que reincorporarse al empleo en contra de su deseo y del bienestar de su bebé, otras optarán por dejar el mercado laboral y acogerse al paro como sustituto de lo que debería ser una baja parental larga, mientras que un permiso de un año permitiría a muchas más mujeres permanecer en su puesto de trabajo.

 

 

Hasta ahora la única propuesta que había tenido voz había sido la de PPINA pero vosotras reclamáis que se abra un debate en torno a la cuestión de los permisos y que se tenga en cuenta la opinión de expertos en salud perinatal pero también la de el resto de madres. ¿Sentís que faltan voces en la decisión de llevar a trámite su propuesta?

 

Esta proposición de ley se ha diseñado sin preguntar a las madres qué es lo que ellas quieren y necesitan. No se han tenido en cuenta las demandas de colectivos de mujeres que hace décadas ya pedían una ampliación del permiso materno. No existen grupos de padres que históricamente vengan reclamado estos permisos que ahora se pretende otorgarles.

 

La opinión de las madres no se sabe y no interesa, no hay estudios de opinión serios que recojan las preferencias de las madres, cómo ellas diseñarían los permisos a la luz de los existentes en otros países de Europa, y no es casual que no existan. Lxs expertxs saben que seria un clamor por la ampliación de los permisos para las madres, y por eso no se han hecho.

 

Para nosotras en Petra está claro que no es sensato sacar adelante esta ley sin contar con la opinión de las madres y sin realizar además informes y jornadas que pongan al alcance de la clase política y la ciudadanía conocimiento experto relativo a la etapa de la crianza que esta ley regula. Por eso, dos de las reivindicaciones básicas de Petra son precisamente la realización de estos estudios e informes previos.

 

 

Una de las críticas que se hace a la actual propuesta de ampliación de permisos es que con ella se da prioridad al trabajo remunerado. Partiendo de que ni todas las mujeres tenemos trabajo bien remunerados o valorados, y que no para todas es posible o deseable la “proyección” laboral, ¿es compatible este modelo que prima la producción con los cuidados?

 

Bueno, obviamente no. Creo que actualmente entre las clases políticas de todos los colores ideológicos hay en lo relativo al tema de los cuidados una tremenda ignorancia si no hipocresía. Por un lado se habla mucho de poner la vida en el centro y de revalorizar los cuidados, pero lo cierto es que a la hora de legislar, de crear derechos y asignar presupuesto lo único que se valora verdaderamente es el empleo.

 

La economía  feminista ha hecho una de las críticas más profundas e inteligentes al capitalismo al desarrollar el discurso de los cuidados. Pero a la hora de pasar a la acción política a menudo reniega de su propio análisis, toma una posición pragmática y acomodaticia y acata el dogma que establece que lo único realmente valioso en nuestra sociedad es el empleo. La idea de que remunerar los cuidados es pernicioso para las mujeres porque las aleja del empleo ha sido uno  de los principios del feminismohegemónico en las últimas décadas. El problema es que en el mundo en que vivimos no hay valorización posible si no es a través de la remuneración, por lo que las prestaciones monetarias y la remuneración de los cuidados, si bien es obvio que hoy no van a alcanzar a los niveles de remuneración del mercado, son un elemento imprescindible en el camino hacia esa valorización.  Creo que hoy vivimos un momento de rearme del patriarcado. El feminismo, durante la mayor parte de su trayectoria ha estado en la resistencia, y me temo que si asimilamos los mandatos del poder económico y los defendemos como dogmas propios no estamos trabajando por la dignidad y la emancipación de todas las mujeres.Yo creo que la cuarta ola del feminismo romperá con el antimaternalismo, pero contemplar la igualdad como algo a la vuelta de la esquina, además de falso, es hacerle el juego al tardocapitalismo. Quizá ese pueda ser el camino más corto para que un grupo reducido de mujeres empoderadas alcancen la “igualdad” en un plazo de tiempo concebible,pero en realidad es una estrategia que no tiene nada que ver con la construcción de un mundo más igualitario y más sostenible a nivel global,y desde luego no traerá verdadera igualdad.

 

 

 

¿Diríais que es necesario un cambio estructural para evitar medidas que no son adecuadas para todas las mujeres?

 

Los inconmensurables problemas del tardocapitalismo financiarizado global, del mercado laboral español,y de cómo ambos afectan a las mujeres no pueden ser resueltos por una ley que pretende regular la maternidad. El cambio estructural necesario es enorme, empezando por una jornada laboral sensiblemente más corta. Pero mientras todo eso sucede o no, no pueden ser las criaturas humanas recién nacidas y las madres las que sufran los desequilibrios y los errores de criterio de un sistema que ya hemos visto que no protege la vida saludable y que además desprecia la vulnerabilidad.

 

 

 

¿Cómo darle a los cuidados el valor, el apoyo, la visibilidad y el protagonismo que merecen?

 

Valor y apoyo creo que de momento implementando esas prestaciones para remunerar los cuidados que te comentaba en forma de transferencias monetarias: en España el gasto anual por habitante en transferencias para Infancia/Familia es de 115 en euros constantes, mientras que la media UE 28 es de 410, y en la UE 15 es de 486—es obvio que nos queda un largo camino por recorrer en la revalorización de los cuidados solo para alcanzar el nivel de nuestros vecinos europeos. Necesitamos permisos parentales largos disponibles para las madres,y es imprescindible introducir en España una asignación mensual universal por menor a cargo similar a la que existe en casi todos los países europeos. También, en un contexto como el español de paro brutal debería existir una prestación para la crianza no mercantilizada y sujeta a renta.

 

En cuanto a visibilizar la maternidad y convertir a las madres e sujetos políticos con mucho que decir en cuanto a la organización de la vida pública, creo que en Petra estamos haciendo mucho para lograrlo, y vemos como cada día hay más madres que se deciden a hacer oír su voz.

 

 

La maternidad, ¿sigue siendo un tabú en nuestra sociedad o va saliendo del armario?

 

El propio texto del proyecto de ley de permisos iguales e intransferibles es un buen  ejemplo de cómo en nuestra sociedad la maternidad está efectivamente encerrada en un armario, invisibilizada. Las palabras “madre” y “parto” han sido suprimidas casi por completo, en vez de “partos” se habla de“nacimientos”, y las madres se convierten en la/el progenitor 1 o 2, en el texto de la ley se consuma una negación de la maternidad que analizo en este artículo. Petra pretende  ser una fuerza que contribuya a que las madres salgan del armario, estamos  creando tejido social, redes y canales para que las madres puedan construir su propio discurso y tener voz en la arena política.

 

 

Decía la escritora Jane Lazarre en una entrevista reciente en eldiario.es que "Si hubiera historias más honestas sobre lo que significa ser madre, las mujeres se sentirían menos culpables”. ¿Nos faltan historias honestas o más visibilidad a esas historias que acaban fagocitadas por el ideal imperante de madre?

 

Estuve en la presentación del libro de Jane Lazarre en Madrid. Ella relata su maternidad en los años 70 en un entorno de clase media-alta estadounidense. Realmente no sé cuál es el ideal imperante de madre hoy. Supongo que una superwoman que “lo tiene todo” (empleo decente, éxito, marido, hijxs, etc.), es económicamente independiente, cool y centrada. Obviamente este es un ideal patriarcal y neoliberal casi irrealizable, pero incluso tratar de acercarse a él es imposible sin un requisito: empleada domestica (o abuela) a tiempo completo.

 

Creo que en los medios de comunicación de masas se alimenta ese y otros ideales femeninos que son muy dañinos para las mujeres en general, pero más aun para las mujeres menos privilegiadas. Afortunadamente en Internet hay una míriada de redes, colectivos, blogs, etc. de mujeres y de madres que hablan desde sus experiencias reales y sin filtros, y estos intercambios son fuente de apoyo y de conocimiento para las mujeres hoy.

 

 

La cultura y la sociedad influyen de manera inevitable en las prácticas maternales. ¿Es posible criar de manera saludable en el contexto actual?

 

Bueno nuestras sociedades tardocapitalistas urbanas están bastante en las antípodas de una sociedad ideal para una crianza valorizada y tranquila.  No sé si es posible criar de manera saludable hoy, lo que es seguro es que las estructuras socioeconómicas lo van a poner difícil, por eso, es importante contar con prestaciones que puedan ser  instrumentos para lidiar con una realidad de marginalización social de la maternidad, la crianza y la infancia. Creo que quienes se proponen criar de manera saludable hoy generalmente tienen que adoptar de una u otra manera estrategias de resistencia frente al sistema.

 

 

En ocasiones se utilizan argumentos biológicos para reflejar las necesidades de los bebés y niños pequeños. Sin embargo, no sé si es “eficaz” introducir una información científica en un debate político o son necesarias otras miradas teniendo en cuenta precisamente la influencia inevitable de la cultura.

 

Nosotras no renunciamos a los argumentos biológicos. Muchas mujeres de Petra son profesionales del ámbito de la salud perinatal y materna. Pero es cierto que Petra nace con la vocación de proveer de un discurso  genuinamente político a las madres y a quienes defienden el valor de la maternidad y la crianza como aportaciones sociales fundamentales. Es lícito defender la necesidad de más tiempo de permisos transferibles como un derecho a la salud, pero para nosotras es fundamental insistir también en el déficit democrático que supone esta ley: diseñar una ley sin contar con la opinión y la experiencia de quienes son las protagonistas del hecho que se regula; la desaparición de las madres en el texto de la ley; y que mientras que los padres reciben 4 meses remunerados al 100% --una prestación por la que nunca han luchado—a las madres no se les asigne ni un día más de permiso.

 

Además, si se implementara una ley de permisos iguales e intransferibles se estaría imponiendo un modelo muy determinado de crianza: un modelo que podríamos llamar constructivista–adultocéntrico; y se impondría a través de políticas de ingeniería social, en una especie de despotismo ilustrado postmoderno.

 

Finalmente sostener que los permisos no pueden ser transferibles por que “si lo fueran las mujeres se los cogerían, y eso es malo para ellas” es un planteamiento paternalista, arrogante y displicente hacia las madres, y hasta tiene tintes misóginos: Se asume que las madres –pobres seres emocionales-irracionales-- no saben cuáles son realmente sus intereses, y por eso es necesario que una instancia superior guíe sus actos hacia la igualdad.

 

 

 

 


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